Demencias
Por demencia se conoce la pérdida paulatina de capacidades cognitivas e intelectuales como consecuencia de una enfermedad adquirida del cerebro en personas que previamente habían disfrutado de un desarrollo mental normal. El deterioro de la capacidad de rendimiento cognitivo inevitablemente conlleva una reducción constante de las actividades cotidianas, profesionales y sociales. La frecuencia de las demencias aumenta en la población de edades avanzadas.
El National Institute on Aging de los EE. UU. ha formulado siete señales de alarma que podrían ser indicios de una enfermedad de Alzheimer y que deberían inducir a las personas del entorno cercano a pedir consejo médico:
- El paciente repite la misma frase una y otra vez.
- El paciente cuenta siempre la misma historia breve.
- El paciente ya no se acuerda de cómo funcionan determinados dispositivos o actos cotidianos, como cocinar, jugar a las cartas, el manejo del mando a distancia.
- El paciente ha dejado de administrar con seguridad el dinero, las transferencias, las facturas y otros.
- El paciente no encuentra muchos objetos o los coloca en lugares extraños (los esconde sin querer) y sospecha de otras personas que pudieran haberse apropiado de ellos.
- El paciente descuida continuamente su imagen, pero niega hacerlo.
- El paciente repite las preguntas a modo de respuesta.
La enfermedad de Alzheimer se puede diagnosticar mediante el hallazgo de determinados grupos de proteínas hasta varios años antes de la aparición de los primeros síntomas. Esto permite tomar medidas preventivas. El entrenamiento físico y mental son importantes para la prevención del proceso de demencia. Ciertos estudios novedosos han mostrado que es posible retrasar la atrofia cerebral mediante una combinación especial de complementos nutritivos (Soininen H, Solomon A, Visser PJ et al. LipiDiDiet multinutrient clinical trial in prodromal Alzheimer’s disease. Alzheimer’s Dement. 2021;17:29–40. Enlace: https://doi.org/10.1002/alz.12172).
Las causas frecuentes de una demencia son la enfermedad de Alzheimer y una falta de riego del cerebro (demencia vascular), pero junto a ellas existe toda una variedad de otras enfermedades que pueden causar una demencia. Con una serie de procedimientos de prueba estandarizados se puede determinar si una alteración en el rendimiento cognitivo, como una pérdida de memoria, es la consecuencia de una demencia.
El tratamiento de la demencia depende en primera línea de su causa: si la demencia es el resultado de otra patología, como, p. ej., una infección, una alteración metabólica o una depresión, generalmente se puede tratar en el marco del tratamiento de esta patología base. Pero, incluso para la enfermedad de Alzheimer y para la demencia vascular, actualmente, existen tratamientos medicamentosos que, aunque no supongan una curación, logran una desaceleración eficaz de la pérdida del rendimiento cognitivo.
El curso de la enfermedad se divide en diversos estadios caracterizados por diferentes limitaciones físicas y psíquicas.